Declaración de Izquierda Anticapitalista
Se cumple ahora un año del crack bursátil de Wall Street y del estallido de la “gran crisis” del 2008. Un año después, asistimos a un auténtico bombardeo político y mediático, en el Estado español y en todo el mundo, acerca del fin de la crisis. “Lo más duro ya pasó y ya vemos la luz al final del túnel”. Éste es el mensaje del gobierno Zapatero y de los principales gobiernos del mundo. La realidad es, sin embargo, bien distinta.
La crisis va para largo
Aunque es cierto que hay un repunte de la actividad económica, este hecho no puede ser interpretado en absoluto en clave de “salida de la crisis”, sino, a lo sumo, como un breve periodo de bonanza (los repuntes coyunturales son fenómenos habituales en las grandes crisis económicas) dentro de una profunda crisis sistémica internacional económica, financiera, social, ecológica, energética y alimentaria.
En estos momentos, las principales economías del mundo están funcionando gracias a las ayudas públicas. Tales apoyos estatales son de una amplitud extraordinaria, algo nunca visto hasta la fecha. Se ha permitido, contraviniendo sin rubor alguno la ortodoxia neoliberal, que aumentaran los déficits públicos. Ejemplos paradigmáticos de ello son los de países como EEUU, Gran Bretaña o Francia. También se han inyectado en las economías enormes cantidades de dinero a través de los denominados “planes de relanzamiento” (787.000 millones de dólares en los EEUU, 585.000 en China, una cantidad equivalente al 3,2% de su PIB en Alemania). Estas medidas económicas se han puesto en marcha de manera simultánea en EEUU, Europa y Asia, permitiendo así un aumento de las exportaciones y produciendo fenómenos como el incremento de la venta de vehículos a través de las denominadas “primas de renovación”. Así se explica, en buena medida, la aparente “recuperación económica” que se publicita a bombo y platillo.
La respuesta a la crisis económica por parte de los principales gobiernos y organismos internacionales, con el G20 a la cabeza ahora reunido en Pittsburgh, han buscado transferir el coste de la crisis a los sectores populares, socializar pérdidas y apuntalar los cimientos del modelo económico, sin cambios significativos del mismo, más allá de la corrección de algunos “excesos” negativos desde el punto de vista del propio funcionamiento del sistema.
Las falacias del supuesto “giro a la izquierda” de Zapatero
Agobiado por el impacto de la crisis, el gobierno de ZP está intentando vender falsamente un supuesto giro a la izquierda, utilizando como argumentos la ampliación al 1 de enero de 2009 del período considerado para que las personas en paro sin otras prestaciones reciban una ayuda de 420 euros durante un semestre (unas migajas, parches que no van a la raíz del problema), la próxima reforma fiscal y la Ley de Economía Sostenible, entre otras medidas.
La realidad es que la política económica y social de ZP ha ido en perfecta consonancia con las respuestas dominantes en la Unión Europea (UE) y en los países del G20, preocupados sólo por realizar las reformas necesarias para el buen funcionamiento del sistema bancario y financiero, y limitándose a la retórica cuando se trata de tomar medidas reales como la supresión de los paraísos fiscales y otras. Ninguna de las recientes medidas del gobierno suponen un cambio de orientación, más allá de pequeñas medidas que sirvan de colchón amortiguador del impacto de la crisis, para evitar el estallido de tensiones sociales. Al mismo tiempo, el gobierno prosigue con su proyecto de reforma de la ya de por sí impresentable Ley de Extranjería, que sólo va a significar un aumento de la presión sobre la población inmigrante, en sintonía con las políticas de los países más reaccionarios de la UE. Tampoco se esperan buenas noticias en el terreno de la reforma de la Ley del aborto que, una vez más, estará muy por debajo de lo necesario y de la legítima satisfacción de los derechos de las mujeres.
Tampoco hay rastro alguno de “giro a la izquierda” respecto a los derechos de las naciones sin Estado. No sólo continúa la invocación sacrosanta a la Constitución como garante de la “unidad de la patria”, enarbolada para desautorizar episodios como el de la consulta de Arenys de Munt, sino que el gobierno fuerza interpretaciones restrictivas del los propios marcos legales vigentes, como se ha visto en el culebrón pasado sobre la negociación de la financiación autonómica, en particular en el caso de Catalunya. Todo ello en un contexto donde la esperada sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut podría ser la guinda que culmine esta dinámica
Respecto al conflicto vasco, sigue la política de siempre de búsqueda de una salida policial al mismo que niega el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco y conculca derechos fundamentales a través de la Ley de Partidos (cuya derogación seguimos exigiendo) y los diversos macro-procesos judiciales, como el de Egunkaria que se iniciará próximamente.
En el terreno internacional, a pesar de la retórica de la “Alianza de Civilizaciones”, no sólo prosigue la presencia militar en Afganistán, sino que el contingente militar ha aumentando, apoyando la farsa democrática del gobierno corrupto de Hamid Karzai, un gobierno “made in USA”. Y el apoyo a las multinacionales españolas, cuyo lamentable papel en el terreno ecológico y social es conocido, en sus inversiones en el extranjero sigue inquebrantable. Pocas políticas de izquierdas encontramos en este ámbito.
La respuesta social frente a la crisis
La crisis está golpeando muy fuerte sobre el conjunto de las y los asalariados y los sectores populares en el Estado español y en la Unión Europea. Ante este impacto brutal las resistencias sociales han sido de momento bastante limitadas. En varios países de la UE ha habido luchas significativas y algunas de ellas también en el Estado español. Pero, globalmente, la respuesta colectiva ha sido desigual y débil. Las luchas son puntuales y, a menudo, se encuentran aisladas, lo que permite que sean derrotadas con facilidad o que sólo consigan una parte mínima de los objetivos relativos al mantenimiento de los lugares de trabajo, de los niveles salariales y de las condiciones de trabajo.
Existen dificultades para traducir el rechazo creciente al actual sistema económico y el malestar acumulado en luchas sociales y en autoorganización por abajo. A pesar de ello no hay que hacer lecturas pesimistas de la situación. Estamos ante una primera fase, en una primera etapa de la crisis. El potencial de resistencia social frente a los intentos de hacer pagar el coste de la crisis a los sectores populares es real.
Avanzar en las resistencias sociales
Ante este escenario, la principal tarea de la izquierda anticapitalista es impulsar una repuesta social, amplia y unitaria, a los intentos de que la crisis la paguemos todas y todos y plantear demandas que rompan con la lógica del capital. Hay que trabajar para organizar desde abajo las respuestas, fomentar los lazos entre las luchas para evitar que queden aisladas y crear marcos de confluencia, para acabar con la inercia derrotista existente en estos momentos.
La política de concertación de los grandes sindicatos es, desde este punto de vista, un grave error estratégico que legitima políticas anti-sociales y dificulta la organización de las y los asalariados. Desarrollar un sindicalismo combativo y alternativo, en los centros de trabajo y en el territorio, en alianza con los movimientos sociales es un reto estratégico de primer orden.
Es preciso reforzar las luchas cotidianas, en los barrios, centros de trabajo y en las empresas en lucha, como Nissan u otras, y defender los servicios públicos, siguiendo la estela de las movilizaciones del curso pasado en la sanidad en Madrid o en la enseñanza en Catalunya contra la LEC. Movilizaciones unitarias contra la crisis como la convocada en Sevilla para el próximo 4 de octubre son ejemplos también a potenciar. La lucha contra la mercantilización de la universidad, tan visible a comienzos de este año con los encierros universitarios, debe seguir siendo igualmente otra tarea central. La perspectiva de caminar hacia una Huelga General contra la crisis, debe de ser una tarea central impostergadle para este curso político en donde todos los indicadores auguran que el paro rebasará el 20% de la población trabajadora. Las pequeñas victorias y la conexión de las luchas en curso y por llegar deben de ser el camino a seguir de cara a alcanzar este objetivo.
Asimismo, hay que denunciar la propuesta de reforma de la Ley de Extranjería que prepara el gobierno ZP, para seguir apretando las tuercas a las y los inmigrantes, en un momento donde este colectivo aparece como el chivo expiatorio de la crisis y como blanco para desviar el malestar social de las y los asalariados “autóctonos”. Tejer puentes entre las y los trabajadores inmigrantes y los “autóctonos” es un objetivo estratégico de primer orden para evitar el auge de opciones reaccionarias y populistas frente a la crisis. ¡Ni reforma, ni Ley de Extranjería! ¡Ningún ser humano es ilegal! Frenar el avance de las políticas y los discursos xenófobos, aquí y en Europa, debe ser un deber de todas aquellas organizaciones que se precien en llamar de izquierdas.
La lucha por el derecho al aborto libre y gratuito dentro del sistema sanitario público seguirá siendo importante en los próximos meses ante la reforma de la Ley que prepara el gobierno. Hay que seguir revitalizando al movimiento feminista, uniendo la lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y contra la violencia de género, con la denuncia del impacto de la crisis sobre las mujeres. En este sentido, las jornadas que celebrará este movimiento en el mes de diciembre en Granada, conmemorando el 30 aniversario de otras celebradas en esa misma ciudad y que marcaron un punto de inflexión en la coordinación y unidad del feminismo crítico, son una cita clave en este último trimestre del año.
Junto con todas estas luchas en los próximos meses hay varias movilizaciones e iniciativas sociales previstas, cuyo éxito es muy importante para avanzar en la re-movilización social en todos los terrenos y temáticas.
En el terreno internacional, es preciso recordar las iniciativas en marcha en varias ciudades por parte de plataformas contra la guerra para pedir la retirada inmediata de las tropas españolas en Afganistán, una guerra cuyo verdadero rostro cada vez es más evidente. ¡Tropas fuera, ya! ¡OTAN no!
Asimismo, hoy más que nunca es preciso reforzar la solidaridad con los pueblos de América Latina, contra la ofensiva de la derecha continental y contra las actividades de las multinacionales españolas y europeas en este continente. Ahora que Honduras vive momentos políticos decisivos para el desenlace del golpe de Estado, es necesario aumentar la presión social para el aislamiento internacional del gobierno golpista y su revocación. Un momento clave serán las movilizaciones preparadas en varias ciudades del Estado para el próximo 12 de octubre, en denuncia de la política imperialista de la UE, y del (neo)colonialismo, siguiendo la convocatoria lanzada en el pasado Foro Social Mundial de Belem para celebrar durante esta jornada el “Día de la Pachamama” (Día de la Madre Tierra) a propuesta del movimiento indígena
En el marco de la actual crisis sistémica, una de cuyas manifestaciones más graves es la crisis ecológica global, la lucha contra el cambio climático es una prioridad estratégica para la izquierda anticapitalista. Frente a las soluciones tecnocráticas y a los intentos de promover un capitalismo verde, hoy más que nunca hay que defender una alternativa ecosocialista y una ruptura con el paradigma dominante. Por ello, la movilización internacional prevista para el 12 de diciembre, en ocasión de la cumbre sobre el clima de la ONU en Copenhague, es una fecha muy importante. Igualmente, a modo de preparación, hay que reforzar las movilizaciones unitarias previstas en Barcelona a comienzos de noviembre, en ocasión de la Conferencia internacional sobre cambio climático que tendrá lugar en la ciudad del 2 al 6 de noviembre, previa a la cumbre de Copenhague. Tenemos la ardua tarea de explicar que los principales afectados por los efectos del cambio climático son y serán las clases populares de los países del Sur, pero también de los países del Norte, no se puede postergar más una acción decidida por transformar el modelo de producción, distribución y consumo poniendo en cuestión el paradigma actual de crecimiento y desarrollo.
La convocatoria de Foros Sociales simultáneos en varios lugares del Estado a finales de enero, siguiendo la convocatoria internacional del Foro Social Mundial, puede ser una buena ocasión para juntar luchas, aunar voluntades e ir tejiendo complicidades, así como un trampolín para organizar la respuesta a la presidencia española de la Unión Europea, en el primer semestre de 2010. Ésta será utilizada por el gobierno Zapatero como una operación de propaganda para intentar relanzar su gobierno. Durante estos seis meses se celebrarán multitud de cumbres y reuniones oficiales, ante las cuales es preciso organizar una respuesta colectiva, unitaria y movilizadora, como ya sucedió en el semestre europeo de 2002, cuando el gobierno de Aznar se encontró con movilizaciones por todo el Estado que fueron abonando el terreno para la convocatoria de la Huelga General de junio de ese año. De todas las citas oficiales, la cumbre UE-América Latina en mayo en Madrid será el momento estrella. Una buena ocasión para denunciar la política imperialista de la UE, el nefasto papel de las multinacionales españolas en el terreno ambiental y social en América Latina y la ofensiva de la derecha latinoamericana en el continente.
Construir una alternativa anticapitalista
Junto con la resistencia social, desde Izquierda Anticapitalista pensamos que es necesario seguir dando pasos en la construcción de una alternativa anticapitalista. Ante una izquierda dominante inservible como herramienta de transformación social es preciso construir nuevos instrumentos de lucha. No hay ninguna vía rápida ni fórmula preestablecida, pero es necesario seguir avanzando en esta dirección.
Junto con el desarrollo de nuestro proyecto, desde Izquierda Anticapitalista seguiremos dando pasos para establecer relaciones de colaboración con otras fuerzas de la izquierda anticapitalista, alternativa y combativa, de cara a caminar hacia la conformación de un polo de izquierda anticapitalista. Así, a escala estatal queremos mantener relaciones de colaboración con fuerzas como la organización En Lucha y dialogar con las diferentes fuerzas combativas que estuvieron presentes en las elecciones europeas. También queremos profundizar nuestra relación con muchos de las y los activistas y militantes asociativos y de movimientos sociales hoy no organizados políticamente y que constituyen el grueso de la izquierda militante en el Estado español. Poco a poco, hay que explorar las vías para poner en pie una alternativa anticapitalista en el Estado español útil para los sectores populares y que pueda desafiar a la izquierda dominante institucionalizada.
Finalmente, frente a la Europa del Capital, la respuesta de la izquierda anticapitalista debe organizarse a escala continental. Por ello, desde Izquierda Anticapitalista seguiremos impulsado los encuentros de la izquierda anticapitalista europea, promovidos por organizaciones como el Nuevo Partido Anticapiatlista (NPA) francés, el Bloco de Esquerda de Portugal o Sinistra Critica en Italia. La crisis requiere una respuesta coordinada a escala internacional y dar pasos firmes en la articulación de una alternativa global.
Avanzar en la lucha y construir una alternativa anticapitalista, tales son los retos que tenemos para los próximos meses.
24 de septiembre de 2009
Izquierda Anticapitalista
http://www.anticapitalistas.org/
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